Alrededor del 25% del hormigón celular es de origen reciclado. Por lo tanto, es altamente reciclable, permitiendo la reutilización de materiales al final de la vida útil de la estructura.
A su vez, la madera al crecer en bosques gestionados activamente para la producción de madera usada en la construcción ha absorbido CO2 de la atmósfera. Cuando esta madera se emplea en la construcción, el edificio secuestra ese carbono y el bosque gestionado puede plantar nuevos árboles que volverán a absorber CO2 de la atmósfera.
Esta capacidad de reciclaje contrasta con la dificultad de reciclar eficientemente materiales como el hormigón y el acero, que a menudo se desecha en lugar de reciclarse, porque son unos emisores muy relevantes de gases de efecto invernadero.
Todas nuestras construcciones están diseñadas para maximizar la eficiencia energética, reduciendo el impacto ambiental y los costos operativos a lo largo del tiempo.